El Cóndor Que Quería Ser Senador

El Cóndor Que Quería Ser Senador

El día 8 de Septiembre de 2004 me entere por la prensa del país que habían traído de los Andes del Perú a Puerto Rico, una de las aves voladoras más grandes del mundo, el Cóndor Andino.

Este majestuoso animal lo veía en la serranía y en los valles de la cordillera, donde volaban cerca a las montanas de nieve perpetua. Muchos ganaderos y agricultores les ponían trampas y los mataban pensando que se comían a las ovejas. Ellos eran exhibidos como un gran premio mientras otros utilizaban sus largas plumas para hacer aretes y collares.

Yo vivía con mi familia por la cordillera de los Andes en un lugar llamado Huaraz. Esta ciudad es hermosa y está rodeada de montanas de nieve perpetua con pequeños lagos, ríos y hermosos pinos. En la década del 1940 pude ver un cóndor de cerca. Volando majestuosamente con sus enormes alas de cuatro metros de largo.

Esa noche me fui a dormir pensando en lo que sufrían estos animales en periodo de extinción. Al quedarme dormido tuve un sueño muy interesante.

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Aquella noche soné que cuando iba conduciendo por el expreso vi a través del cristal del frente del auto a un cóndor que volaba muy cerca de mí. Se poso encima de mi auto y me dijo que lo guiara hasta el capitolio. Yo me quede sorprendido e hice lo que él me indico.

Cuando me estacione cerca del edificio vi al cóndor pararse en la entrada principal del capitolio y ocupo una silla. De pronto pidió audiencia para ser parte del senado y también para hablar. No sabía yo la razón por la cual esta ave había llegado hasta ahí. Yo lo observaba desde el segundo piso del edificio del senado.

Cuando ya todos los senadores ocupaban sus cómodos asientos. El presidente de esta rama legislativa le dio la oportunidad de hablar a este raro senador.

–       Honorable presidente del senado, – dijo el cóndor – compañeros senadores. Mi argumento va en protesta hacia todo ser humano creado por Dios. Yo como senador represento a todas las aves del mundo,  animales salvajes, peces de los océanos y ríos y plantas de este planeta. Por eso estoy aquí para reclamar nuestros derechos especialmente en esta hermosa isla, Puerto Rico.

–       Sabían ustedes que esta pequeña isla esta súper poblada y tiene mucho  cemento. Ustedes los humanos han destruido hermosas plantaciones y árboles por todas partes de la isla. Están eliminando el medio ambiente de mis amigos; la cotorra, el zumbador, el turpial, la tórtola, la aliblanca, la cacatúa de cresta amarilla, san Pedrito, playerita graciosa, pelicano pardo, baba blanca, tijerilla, chirre, el guaraguao, el pitirre, y el pájaro carpintero.

–       Amén de los animales que corretean y saltan entre la arbolada como el coquí, lagartijos, sapos conchos y también están afectando los animales y peces que viven cerca a nuestras playas como el manatí y mucho otros que fueron traídos por ustedes cuando emigraron de Europa, África y Asia.

–       Están destruyendo el valor de la consideración, amor y amistad que nos merecemos. Igual que todas las plantas que nos dan una cantidad de oxígeno para vivir y ustedes lo convierten en humo. Si continúan en esta actitud de falta de respeto hacia la naturaleza, destruirán árboles y animales y convertirán en un desierto esta isla encantada.

–       Cuando esto suceda, yo pediré a Dios que me convierta en un cóndor gigante del tamaño de un avión 747 para cargar las pocas aves y plantas que queden y los llevaré allende los mares, a una isla convertida en un inmenso aviario y herbario con enormes árboles donde no exista un ser humano. Cuando estemos ahí agradeceremos a Dios cantando la canción del jibarito a mi manera.

TENEMOS YA NUESTRA ISLITA

QUE TANTO LES PROMETI

LLENA DE FLORES Y MARGARITAS

PARA SIEMPRE SER FELIZ

–              Queridos compañeros senadores yo propongo para salvar nuestra isla que no se construya en un año nada con cemento. Que quiten los muros de cemento de las carreteras y en su lugar siembren flores y una vez al mes paralicemos todo movimiento vehicular que contamine nuestro ambiente y ese día lo dedicaremos a sembrar cuidar y limpiar las playas y nuestras ciudades.

Tenemos que hacer algo porque sino para el año 2050 ya nuestra islita no se llamará “La isla del encanto”, sino “La isla desierta de Puerto Rico”.