flautista de hamelin
Esta es la historia de los extraños acontecimientos ocurridos en una ciudad llamada Hamelín, hace mucho tiempo. Se cuenta que un fatídico día, los lugareños encontraron sus calles infestadas por un sin fin de roedores. La ciudad, muy desarrollada para su época, no sabía cómo poner fin a tan repentina plaga ni tampoco cuál era el origen del problema. Lo cierto es que muchos ratones se habían apoderado de sus calles, habían arrasado con los frutos de sus cosechas y con la comida almacenada en las despensas.

Todos los esfuerzos de los habitantes de Hamelín parecían ser en vano, puesto que por más que intentaban ahuyentar a los roedores, más parecían acudir estos en tropel, dispuestos a acabar con las reservas de la ciudad. La plaga estaba aniquilando todo a su paso, hasta tal punto que ante la cantidad de ratones llegados al lugar, los mismos gatos huían despavoridos.

Finalmente, los ciudadanos decidieron reunir el dinero para ofrecer una recompensa a aquella persona que fuera capaz de librarles del mal. Muchos se presentaron pero sin ningún resultado, hasta que apareció un tímido flautista extraño en aquellas tierras. El reservado forastero prometió librarles de los ratones en una sola noche, y hacerse así con el dinero prometido.

Advertido el Consejo de la ciudad, el flautista comenzó su marcha por las calles repletas de ratones. A lo largo del camino, iba entonando una dulce música con su flauta que parecía, de alguna manera, causar un efecto de atracción en los roedores. Estos, cautivados y ajenos, dejaban su saqueo para seguir la encantadora melodía mientras el flautista se iba alejando. El forastero y su diminuta compañía llegaron lo suficientemente lejos hasta cruzar un río, donde todos los ratones se ahogaron.

Finalmente, la pesadilla parecía terminar para los habitantes de Hamelín, que liberados de la plaga, se veían con fuerzas para reanudar sus negocios. Tan contentos quedaron, que decidieron celebrar una fiesta por todo lo alto que duró hasta bien entrada la madrugada.

Cuando al día siguiente el taciturno flautista acudió en busca de su merecida recompensa, se sintió engañado ante la negativa del Consejo de la ciudad. Resuelto ya el problema, los hombres más poderosos se mostraron arrogantes con el forastero. Por lo tanto, rehusaron darle la cantidad de oro acordada.

Lleno de ira por el desmán sufrido por los habitantes de Hamelín, así como por la codicia y la ingratitud de los mismos, el flautista comenzó a armonizar de nuevo su instrumento. La maravillosa melodía alcanzaba toda la ciudad, aunque esta vez, no eran los ratones a los que la música movilizaba, sino los niños de Hamelín, que entusiasmados, perseguían al flautista por las calles.

Los padres intentaban inútilmente atraer la atención de sus hijos, que cogidos de la mano parecían no atender a las súplicas de los mayores para que regresaran. Y de esta forma, el flautista alejó a los niños de la ciudad para siempre.

Hamelín quedó tras su marcha inundada de silencio y tristeza. Nunca más volvió a avistarse un ratón o un niño dentro de las murallas de tan desgraciada ciudad, llena de prosperidad en el pasado.

 

Autor (versión de) : Hermanos Grimm
Género : Cuento de Hadas
Título original : Der Rattenfänger von Hameln

País: Alemania
Fecha de publicación : 1284

Imagen Cortesía deAntonio Lorente