Venia volando desde el lago La Plata, una Garza. Se acercó hasta donde la iguana estaba trepada en un árbol de panapen.
En aquel entonces empezó a lloviznar. Preocupada la garza llamo a sus amigos del Toa;
– Amiguitos, amiguitos vengan y reúnanse junto a la iguana que está en el panapen. Quiero hablar con ustedes –
Escuchando estaban el coquí dorado, el sapo concho, el lagartijo, el chango y todos los animales del llano.
Al estar todos reunidos la Garza empezó a hablar;
– Esta llovizna es el comienzo de un huracán que está por llegar. Quiero recordarles a ustedes que cuando paso el huracán Hugo por esta área, los vientos y la tormenta acabaron con las casas de Vega Baja. El puente de Dorado, los hermosos rosales y sembradíos se perdieron. Mi bisabuelo nos pudo salvar ocultándonos en la cueva que está en la más alta montaña del Toa. Vengan conmigo, hay espacio para todos –
Empezaron las lluvias fuertes y nadie le hiso caso a la garza. Solamente el coquí dorado y su familia fueron a Lacueva. Los demás se quedaron debajo del inmenso árbol de panapen.
Llego el huracán Aguirre y los fuertes vientos tumbaron el árbol de panapen y el rio la plata lo arrastro hasta el inmenso mar. Los únicos que se salvaron fueron la garza y los coquíes dorados.
Días después empezó a reverdecer los valles del Toa. Los cariñoso rayos del sol alumbraban el renacimiento de los rosales que en agradecimiento a la garza y a Dios hermosas flores nos daban de distintos colores los ruiseñores y la brisa cantaban al unísono; “Bello Amanecer”.
image credits: morguefile
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