El Beso
La brisa de invierno asomaba por las calles de San Lorenzo en Valladolid, España. Una puerta de cedro se abría en casa de los Escuderos. Era el señor Jasim que salía elegantemente vestido. Llevaba un bastón de ocre en la mano. Se despedía de su familia para ir a trabajar. Con cierta reverencia besó a su esposa Desenia que estaba en el balcón y como de costumbre, besó a sus hijas en las mejillas y se olvidó de su hijo Joshuade 4 años.
– Que Dios los bendiga y pasen buen día – dijo
Joshua, tenía un loro en el hombro que le preguntó; – ¿Qué paso? Chirrrriii –
El niño, entristecido miraba a todas partes. Sus hermanas estaban nerviosas. Su madre lo notaba, mientras el padre Jasim se alejaba.
El niño, en su corazoncito sufría porque su padre se había olvidado de ese beso de cariño y sentimiento. Empezó a gritar y salió corriendo detrás de su padre gritando; – Mi beso, mi beso, mi beso – El ruido alborotó el viento y la lluvia caía. Los viñedos soltaron sus uvas, como lágrimas del beso olvidado. Continuó corriendo gritando; – mi beso, mi beso, mi beso –
Una oveja cruzaba por los viñedos cuando Joshua tropezó con ella mientras corría tratando de alcanzar a su padre. Con determinación, Joshua se levantó y continuó corriendo pero también se tropezó con un becerro que saltaba por los gritos del niño.
Ya el padre empezaba a subir al tren y por la ventana vio a su hijo pero no pudo salir porque en ese momento el tren partía. El nene, entristecido siguió gritando; – mi beso, mi beso, mi beso –
Al verlo llorar, el toro que pastaba en la pradera vecino de los Escudero llamó al niño apiadándose de él le dijo; – Joshua, yo se a dónde va tu papá. Te puedo llevar hasta la última estación del tren. Súbete al carretón de caña que yo arrastro y te llevaré hasta esa parada. El niño se subió al carretón y el toro empezó a correr como nunca lo había hecho antes.
Cuando se bajo Jasim del tren, vio a su hijo gritando; – Mi beso, mi beso, mi beso – Jasim abrazó a su hijo y lo besó en la mejilla.
– Joshua, siento mucho haberme olvidado de ti. Te prometo que esto no volverá a suceder otra vez –
El niño abrasó a su padre y le dijo sonriente; – te quiero mucho papá –
El padre se fue al trabajo y el niño regresó a su casa en el carretón del toro. Lo acompañaban todas las aves del valle y el camino se lleno de pétalos de gardenias, tulipanes y rosas celebrando esta expreción de amor sincero humilde y generoso.
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