
Las Manzanitas. Cuento Andino
Cuando camines por la vereda de rio blanco
Veras manzanas, rosas rojas por el campo
Observando estarás y atónito contemplaras
Que las flores y los cactus, cantando estarán.
Porque las manzanitas con sus cachetes rosados
Se sonreirán, zarandeando sus polleras te ofrecerán un asado
Bailando al son de una marinera, te recibirán
Pero después de darte mucho amor, ellas se van.
Cuando yo era muchacho oía a las viejas egoístas exclamar; – Ahí vienen las manzanitas, para alborotar a nuestros niños, haciendo brujerías y cambiando amoríos –
Los viejos turulatos piroperos y anticuados, también las criticaban.
Estas mujeres llamadas así, tenían los cachetes rosados, pelo negro extendido y toda la piel rosada. Se bañaban desnudas en el rio. Usaban jabones de pétalos de rosa dejando en el rio una estela de color rosado perfumado. Los jóvenes y los viejos las miraban con admiración y emoción.
Un viejo sesentón de ojos picaros, sentado en un batan de la calle angelical nos contaban, estudiantes de secundaria de 14 y 15 años, aprendices de amoríos;
– Hace más de 400 años. Iván el terrible, zar de Rusia, atacó a los países de Asia menor y muchos turcos emigraron a América. Un velero llamado Vostoski ancló en costas peruanas y todas estas familias se refugiaron en los valles de Colquipocro, asentamiento minero (famoso por las minas de plata y cobre).
Eran expertos agricultores y para vivir en paz se casaron con las indias nativas del valle de Huacra. Fabricaron una iglesia ortodoxa; sembraron arbustos de manzana, tubérculos como remolacha y papas rojas. Toda la hacienda estaba cercada de rosas rojas.
– El terreno donde cultivaban era de color rojizo. Las abejas eran de color rosado y la miel también.
Seguía contando esta historia a los estudiantes, él viejo lobo de mar Juan de Aguayo.
– ¿De qué se alimentaban estas familias? – pregunto uno de los estudiantes.
– Su alimentación estaba basada en productos indígenas y turcos – dijo el señor Aguayo
– ¿Puede explicarnos algunos de sus alimentos favoritos? – pregunto el niño Cheo
– Conozco algunos de sus alimentos favoritos y les voy a explicar.
– – –
En el desayuno estas mujeres toman té de pétalos de rosa con tostadas de papas y garbanzo. A medio día se alimentan de caracoles de rio, cabrito asado, ensalada de pétalos de rosa con alcachofas, berros y cebollas rojas. La cena es muy saludable, solamente se sirven una sopa hecha de remolacha, papas y manzanas majadas, con cebollas rojas.
El postre es hecho de pétalos de rosa con miel de abejas – dijo don Juan Aguayo – Estas mujeres son mestizas y ellas cocinan sus alimentos con productos de la tierra de color rojo. Por eso son tan hermosas. Una se llama Zarit, la otra es Anastasia y la más pequeña es Irasiska.
Una vez bajo de la montana, un extraño ser, haciéndose llamar el Guro de Nazca, se reunió con las tres manzanitas y desapareció con ellas en un objeto volador parecido a un cigarro. Todo el pueblo de Huacroski, donde ellas vivían lloraba su ausencia. Las manzanas no daban frutos y las rosas se marchitaron. Ya no había colmenas rosadas y las aves lloraban al ver que a sus nidos alimento faltaba.
Pasaron 3 años y por entre las montañas nevadas del Huandoy apareció un objeto volador. Eran extra terrestres que aterrizaron en Huacroski. Salió de esta nave el Gurú de Nazca y se dirigió a la plaza del pueblo de Huacroski. Todos los habitantes escuchando estaban al Gurú que regresaba.
– Yo vine a este mundo hace 3 años. Vi que estaba triste y escogí a estas tres hermosas mujeres y me las lleve a la estrella de la alegría y la música. Ahora les presento a las nuevas manzanitas
Tres portones se abrieron de la nave espacial. De una de ellas Salió Anastasia cantando y tocando un saxofón. Del otro portón salió Zarit tocando el acordeón y la tercera Iraiska salió tocando el violín. Se fueron a la plaza del pueblo formaron una orquesta con sus instrumentos musicales cantando canciones de amor alegría y esperanza.
Todo el pueblo estaba feliz. Las rosas sus capullos abrieron. Las mariposas hacían coros con las abejas y la arboleda manzanas rojas daba. El Gurú antes de subir a su nave dijo al pueblo; – Con amor y notas musicales serán felices –
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